El estrés es el síntoma de algún desequilibrio, de una desarmonía interna: miedos, emociones reprimidas como culpa o rancor, polaridades, disparidad entre mis aspiraciones y mis acciones, creencias que limitan mi potencial.

El estrés es la voz del alma, el cuerpo es el transmisor y lo que sientes es nada más que un mensaje de tu alma que te pide realizar un cambio, aprender algo, comprender algo, superar algo para poder sentirte más feliz, más motivado/a y más realizado/a.

Es la expresión impetuosa un conflicto interno que quiere hacerse consciente y necesita ser resuelto, de una necesidad profunda de tomar consciencia de algo importante que te permitirá sentirte mejor y desarrollar tu potencial.

En este sentido, el estrés es una gran oportunidad para mejorar tu vida.

Hay que acoger el estrés que vives, atender las necesidades subyacentes, porque el estrés que sientes, el malestar, la ansiedad, son señales de alarma que te piden despertar y salir de tu zona de confort para realizar algún cambio o ajuste que te permita elevar tu consciencia, comprender, resolver y/o superar algo.

Si atiendes a tu estrés, si te haces cargo de lo que te pasa y de tu necesidad de equilibrio, siempre te traerá bellos aprendizajes y grandes oportunidades de crecer.